lunes, 17 de enero de 2011



Tribulación. Nueva serie de tv. Peruana. Capítulo 1: ¿El Apocalipsis está de moda?

El sábado 15 de enero a las 11 de la noche, Canal 4 estrenó la nueva serie nacional Tribulación. El planteamiento de la miniserie, de corte policial-fantástico, atiende a la necesidad del misterio como leit-motiv narrativo: En la Lima actual, se han producido cuatro asesinatos, a la misma hora y en distintos lugares, al parecer, realizados por una misma persona (lo cual es imposible). El capitán Falco, será el encargado de develar este misterio (más aún, teniendo en cuenta que una de las víctimas fue su propia esposa). Falco tiene una peculiaridad: lleva un parche en uno de sus ojos. ¿La razón? Puede ver con él la ciudad real: una ciudad envuelta en el mal, en donde entes infernales merodean y transitan por esta y a punto de ser castigada. Es un “don” que acepta estoicamente, a la vez, es un sujeto atormentado por las circunstancias que vive. Evidentemente nos encontramos con guiños al relato bíblico: el apocalipsis. La eterna lucha entre el bien y el mal, son, en suma, los verdaderos protagonistas.

Desde mi punto de vista, lo mejor de la serie, es el hecho de recuperar plásticamente el centro histórico de Lima, como escenario mayor de las acciones. Así podemos ver la magnífica arquitectura que ayuda a crear esa atmósfera gótica que intenta sugerir la serie. Siempre he pensado que el centro de Lima es un estupendo escenario narrativo para una historia de terror, horror, fantástica o incluso de cf. El mérito de Tribulación, es haber elegido el corazón de la ciudad, tanto visual, como elemento narrativo.

A veces, las buenas actuaciones pueden hacer verosímiles situaciones increíbles como la que se narra aquí. En este punto, estas dejan mucho que desear. Sí destaca la de Falco (Javier Valdés) y del viejo periodista, Rubén (aunque su atuendo parece ser sacado de un comic), como lector asiduo de una antigua biblioteca sin bibliotecario ni lector alguno. Nuevamente se hace evidente la falta de los “existentes” para darle credibilidad a varias escenas. Las actuaciones tienen un plus: Eduardo Cesti en el papel del ciego profeta, que va anunciando por la ciudad, la llegada del mal. Recordad que Cesti interpretó al policía de más éxito de la tv. Local: Gamboa (serie con guiones de Juan Rivera Saavedra) en los duros años 80’.

Como producto, la serie cumple con ciertos estándares para ser comercializada fuera del Perú. Quizás esto sea algo que juega en contra de la serie. En el Perú, como en muchos países latinoamericanos, la figura del detective no existe. Falco se asemeja más a este en su modo de operar (antes que a un policía en sí) y de ahí su condición poco creíble –incluso en términos económico-sociales-. Lo mismo sucede con aquellos que están a su alrededor. En ese sentido falta más “realismo” (fijaos quién lo dice); por ejemplo, que el alcalde (o alcaldesa) proponga hipotéticamente en ese mundo de ficción, una medida exclusiva para acabar con los actos delictivos, un “plan zanahoria” (que ahora empezará a las 3: 00 am). En otra escena, tras las pesquisas, Rubén descubre que los asesinatos cometidos en la ciudad adquieren una forma de una estrella de cinco puntas que desplaza en un mapa de la ciudad (¿acaso es un guiño al poder de algún partido político con ese símbolo?). No sé. Algo de “realidad” tiene la presencia, por ahora mediática de un político corrupto que, a pesar de sus malas acciones, apunta hacia la reelección (¿Historia conocida?). Aunque aquí en Tribulación, parece que estará más ligado a un orden sobrenatural, malévolo. Y en una ciudad con ciudadanos que carecen de memoria histórica, ¿Qué se puede esperar? Ved las encuestas.