martes, 28 de junio de 2011

Fernando Luque Badenes. Las alas de la lombriz. Lima: Arkabas, 2010. 120 pp.



Fernando Luque Badenes. Las alas de la lombriz. Lima: Arkabas, 2010. 120 pp.

Obra maestra ****
Muy buena ***
Buena**
Regular *

Fernando Luque Badenes (Lima, 1964) es autor de la novela Las alas de la lombriz. La acción transcurre en un espacio de resonancias andinas y a la vez, medievales, en un tiempo alterno al histórico y real. Podríamos argumentar que es la historia de Wayra, un niño genio (al modo de un Leonardo da Vinci), inventor de máquinas, cuya vida pobre transcurre en paralelo con la vida del príncipe Pachak, hijo del rey. Pero también es la posibilidad de dos formas de gobierno que aparentemente se oponen y excluyen mutuamente.

Cuando llega una peste desconocida al reino, los enfermos terminan siendo expulsados. Con la ayuda de Wayra, logran no solo encontrar la cura sino que, además, pueden construir una ciudad opuesta en términos políticos al del reino oficial, que debe mantenerse en la clandestinidad para no desaparecer. Transcurridos cincuenta años, con Pachak ya como nuevo rey e informados de la existencia de esta ciudad al margen –que tiene a Wayra como su líder–, deciden destruirla.

Es aquí cuando se comienzan a aparecer una serie de inventos desconocidos para la mentalidad de los protagonistas (dixit: globos aerostáticos al modo de los de Julio Verne) que rompen no solo la realidad intratextual sino extratextual. ¿Se trata de una novela de ciencia ficción? Desde el punto de vista del mundo representado, tiene grandes conexiones, pues si bien causan asombro y sorpresa, éstos son luego “explicados”, lo cual hace que el texto se incline hacia la cf antes que a lo propiamente maravilloso.

Pero además de ser una novela con escenas bélicas muy bien narradas (que nos recuerdan a las sagas de J. R. R. Tolkien, rearticuladas al orbe andino o a la fantasía heroica, si esto es posible) y estructuradas al modo de un juego de ajedrez; es a la vez, un alegato contra los estados totalitarios y opresivos que causan destrucción. Así, hay en la novela un claro sentido político-alegórico. La ciudad alterna, marginal, llamada “ciudad de los enfermos”, constituirá un proyecto de desarrollo comunitario, que deja de lado los egos e intereses personales en beneficio del bien común.

Las alas de la lombriz, demuestra que lo fantástico local alcanza un registro propio y madurez, y que es desde la novela (y ya no desde el cuento, visto siempre como género menor) donde se organiza el discurso fantástico.

Elton Honores
Universidad San Ignacio de Loyola