jueves, 22 de noviembre de 2018

Reseñas. Más allá de lo real. Antología del cuento fantástico peruano del siglo XXI


Reseñas. Más allá de lo real. Antología del cuento fantástico peruano del siglo XXI
Reseñas y comentarios sobre Más allá de lo real

Ricardo Sumalavia
Desde el título “Más allá de lo real”, es una convención la realidad, lo que nosotros llamamos realidad, simplemente la asumimos aquí en esta comunidad y lo que entendemos nosotros aquí y ahora, que no es la misma noción que pueden tener en la Amazonía en los andes peruanos, en Europa, en África, en Asia, etc…En el panorama que muestra aquí Elton Honores, en esta selección, vamos a encontrar algunos textos y que él hace una propuesta de clasificación pertinente (que también podría discutirse, sobre ciertos esquemas de lo que podría ser lo fantástico en el siglo XXI), él de una manera inteligente hace una selección de aquellos cuentos fantásticos que en pleno siglo XXI retoman la tradición del fantástico clásico vinculado a las historias de terror, del gótico, pero que están siendo revisitados, parodiados, hay una vuelta de tuerca, lo que no es casual, sino que son re-visitaciones posmodernas, en algunos de los autores, en algunos de los textos… Esta antología presenta una buena cantidad de narradores y además nos deja con claridad que es un género que siempre ha sido bastante rico en nuestra tradición…
[Fragmento de la presentación en las III Jornadas de Literatura Peruana “Más allá de lo real”, el lunes 29 de octubre de 2018, en el Auditorio del Instituto Raúl Porras Barrenechea]

Carlos Schwalb
La mayoría de los cuentos de Más allá de lo real” presentan “situaciones límite”, que son aquellas de las que no podemos salir, que no podemos alterar… Llama la atención el hecho de que precisamente estos muros infranqueables de nuestra condición humana sean los que traspasan o alteran los autores de la reciente antología. Lo fantástico no nace aquí de una posibilidad (para la imaginación, las posibilidades son siempre infinitas) sino nace como una imposibilidad absoluta. De esta imposibilidad deriva casi naturalmente un deseo de transgresión violenta, lo fantástico no resuelve aquí el impase por la vía de lo cómico o de lo lúdico sino por vía de la violencia…
[Fragmento de la presentación en las III Jornadas de Literatura Peruana “Más allá de lo real”, el lunes 29 de octubre de 2018, en el Auditorio del Instituto Raúl Porras Barrenechea]

Lucho Zúñiga

Para una antología del siglo XXI hay que realizar un “huaqueo”, porque son muchos los cuentos fantásticos y aprecio que en “Más allá de lo real” haya textos de autores que me eran desconocidos, cuya producción la conocía pero no la relacionaba a lo fantástico… Elton Honores no es solo un huaquero del pasado sino del presente y del futuro…

[Fragmento de la presentación en las X Coloquio de Estudiantes de Literatura de la UNFV, Caelit 2018, el martes 6 de noviembre]

Reseñas. La división del laberinto. Estudios sobre la narrativa fantástica peruana contemporánea (1980-2015)




Reseñas. La división del laberinto. Estudios sobre la narrativa fantástica peruana contemporánea (1980-2015)
Reseñas y comentarios sobre La división del laberinto

Harry Belevan

Pero  La división del laberinto  va más allá de lo que declara en el subtítulo –que se trata de estudios sobre la literatura fantástica en el último cuarto   de   siglo--   porque   entra   a   analizar,   con   una   profundidad   y   un conocimiento   que   no   he   observado   hasta   ahora   en   ningún   estudioso peruano,  no  únicamente  la  ciencia   ficción  sino   la  manifestación  de   lo macabro,   pero   de   ese   otro  terror,   el   fáctico,   el   humano,   el   terror   no-metafísico –aquel al que la literatura universal nos tiene acostumbrado con su dosis de fantasmas, apariciones, el mundo del más allá, los demonios, los dioses paganos o inmisericordes--, sino el terror carnal por decirlo de alguna forma que se contraponga al terror espiritual, el terror visible y corpóreo   que   personifican   literalmente   el   vampiro   y   el   zombi   en   la literatura   peruana   última.   Honores   analiza   con   aplomo   crítico   estas manifestaciones  literarias,  estudiando a  los  autores  jóvenes  y hasta  los últimos que escriben semejantes relatos –o, en algunos casos, juguetean con las palabras intentado escribirlos...

Añadiré apenas que La división   del   laberinto  de   Elton   Honores   es   un   texto   invaluable   para entender   esas   expresiones   todavía   marginales   de   nuestra   literatura   –la fantástica, la de terror, la ciencia ficción--, llevados de la mano por un extraordinario estudioso de estas modalidades literarias –incluyendo las narraciones sobre zombis, si es que se insiste en catalogarlas dentro de un cuerpo literario de expresión fantástica.

Pero un libro es también su autor, y por eso termino aquí estas digresiones pasajeras sobre un texto tan sesudo como didáctico, con una reflexión sobre el propio Elton Honores. Al leer este estupendo trabajo teórico suyo, una vez más he sentido la gran honestidad intelectual que lo define, esa misma que aprecié desde el momento en que lo leí por primera vez y que se ratifica en este reciente emprendimiento de amplio alcance crítico…

[Fragmento del texto de presentación en el 8 Congreso Nacional de Escritores de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción, desarrollado en febrero de 2018]



José Güich

Hoy, lo importante es el libro que tenemos entre nuestras manos: un conjunto de trabajos académicos que Elton Honores  ha elaborado con brillo a lo largo de varios años de dedicación y cuyas premisas centrales suscribo una por una, desde el texto notable que abre el libro, “Narrativas del caos: un ensayo sobre la narrativa de lo imposible en el Perú contemporáneo” que, considero, es el eje alimentador de la propuesta que Honores defiende. En este excelente trabajo, el crítico e investigador pone en la picota la idea del realismo como la única alternativa válida para expresar una visión problemática o crítica acerca de un estado de cosas.

[Fragmento del texto de presentación en el 8 Congreso Nacional de Escritores de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción, desarrollado en febrero de 2018]

Reseñas. La racionalidad deshumanizante. El teatro político y la ciencia ficción (1886-1989)




La racionalidad deshumanizante. El teatro político y la ciencia ficción (1886-1989)

Reseñas y comentarios sobre La racionalidad deshumanizante:


Camilo Fernández Cozman

Honores navega a contracorriente, pues la investigación especializada ha dejado fuera del canon a ciertos autores de relato fantástico que él desea revalorar y estudiar rigurosamente. El rigor filológico de Honores es digno de mención. Primero, busca los textos literarios olvidados injustamente por los críticos literarios oficiales. Segundo, revisa la bibliografía secundaria hasta agotarla. Tercero, indaga por las fuentes teóricas sobre la literatura fantástica.

El libro que hoy nos convoca --La racionalidad deshumanizante. El teatro político y la ciencia ficción (1886-1989) — es un sesudo estudio sobre el teatro peruano que abarca más de un siglo y consigna una bibliografía de más de 30 páginas al final del volumen. Sabemos que el género teatral ha sido casi olvidado en el Perú. Hay investigadores peruanos expertos en narrativa como Antonio Cornejo Polar o José Miguel Oviedo o Tomás Escajadillo; o en poesía, como Estuardo Núñez o Alberto Escobar o Américo Ferrari. No sucede así con el teatro que espera un análisis más minucioso y provisto de un marco teórico riguroso. El ensayo de Honores contribuye en llenar ese vacío…

El libro de Honores permite reflexionar sobre algunos aspectos metodológicos de la investigación literaria. El investigador intenta, como dice Antonio Cornejo Polar en otro contexto, “historizar la sincronía”, es decir, analizar el proceso de las obras teatrales de ciencia ficción sin olvidar el abordaje de los mecanismos textuales de cada texto. Asimismo, Honores hace una revisión puntillosa de la bibliografía secundaria que examina cada obra teatral y su vínculo con la tradición literaria. No se ciñe a un solo método, sin que manifiesta una pluralidad metodológica y un acercamiento interdisciplinario muy valiosos e innovadores

[Fragmento del texto de presentación en el 8 Congreso Nacional de Escritores de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción, desarrollado en febrero de 2018]



Pedro Novoa

La racionalidad deshumanizante. El teatro político y la ciencia ficción (1886-1989) editada por el Instituto Raúl Porras Barrenechea (2017) de Eltón Honores es un lúcido y sugerente repaso por la dramaturgia peruana que ha abordado contenidos entroncados con la ciencia ficción. Dividido en cuatro capítulos, en el primero aborda la realidad del teatro en el ámbito peruano y latinoamericano, especula una periodización y aborda la CF dentro de él. En el segundo, trata algunas obras donde la figura del sujeto se cuestiona y disuelve debido al miedo a un futuro incierto. En el tercero, el capítulo que da título al libro, analiza obras donde precisamente el teatro ausculta el rol enajenante de la ciencia coludida con lo irracional, en esa carrera descabellada y ruin de quitarnos la condición humana y degradarnos a cosa, a poco menos que objetos descartables o solo virtuales. En el último, se enfoca en obras que se orientan a un tono apocalíptico. Quizá el preponderante de la gran mayoría de expresiones teatrales. En general, todo el libro recorre el eje temático de una pulsión fuertemente tanática y pesimista con cierto halo moralizador, que por momentos, busca en el espectador darse de narices con lo absurdo de lo lógico, con lo irracional de la razón. De golpe, la modernización, el llamado desarrollo tecnológico o científico se ve cuestionado desde sus raíces, ya que ha perdido el horizonte de humanidad. Ha prescindido cínica e involuntariamente de esta ruta para continuar deshumanizándose, fingiendo ser mejor hombre. Por ello es que predomina una modernidad distópica, que incluso por negación con su versión utópica, se puede inferir un sacudón moral e ideológico donde lo político se presenta en las obras estudiadas a veces como excusa, como propaganda, como desatino, pero siempre como ese espíritu que invisible o no, está allí animando las grandes obras o las más pérfidas miserias del hombre.

[Publicado en el diario Expreso, 17/02/2018]



Marco Martos

“Considero que para conocer el teatro peruano en una biblioteca, hay que leer: 1. El libro de Lohmann Villena; 2. El libro de Basadre; y 3. El libro de Elton Honores. Tiene ese alto honor de continuar una tradición escritural que no ha sido llenada sino por retazos, por otras personas que indudablemente han hecho labor importante, pero siempre muy parcial. Una visión globalizadora que incluya las principales rutas, los principales autores, las principales puestas en escena es este libro de Elton Honores y ese es el alto merito que quiero signar aquí”

[Fragmento de la presentación en la Feria Internacional del Libro, 2018, el 27 de julio]



Susan Llontop

Este es uno de los trabajos más serios en torno a la ciencia ficción centrada en la dramaturgia, el libro La racionalidad deshumanizante. El teatro político y la ciencia ficción (1886-1989) es un valioso aporte para el ámbito académico –y público en general– que busca expandir sus miras frente a diversos vacíos que hasta el día de hoy se presentan con respecto al estudio, análisis y ordenamiento de las producciones de géneros no tan estudiados. Formado por cuatro capítulos, el libro de Honores pretende establecer, con minuciosa investigación, el marco contextual latinoamericano del siglo XX, en el que se desarrolla el teatro peruano y, a partir de aquella información, desarrollar profundos y concisos análisis hermenéuticos de obras de teatro, lo que nos permitirá comprender los cambios temáticos y la ciencia ficción de estas mismas.

[Fragmento del texto publicado en la revista Metáfora. Revista de Literatura y Análisis del discurso, N°1]

Reseñas. Fantasmas del futuro. Teoría e historia de la ciencia ficción (1821-1980).




Fantasmas del futuro. Teoría e historia de la ciencia ficción (1821-1980).
Reseñas y comentarios:

Harry Belevan

“Este nuevo libro de Elton Honores abarca más de siglo y medio de historia literaria del género de la ciencia ficción con especial acento en la de nuestro país. Resulta ser, a mi entender, un reto casi insurreccional   pero   cuya   provocación   su   autor   asume   y   alcanza   con pleno éxito, para enorme satisfacción de sus lectores y para beneficio perdurable de los estudios literarios en nuestro país. Lo reitero, entonces: estamos ante el estudio más exhaustivo realizado hasta hoy en el Perú sobre la ciencia ficción, su historia, sus distintas teorías, y su presencia en la literatura de nuestro país… Con  Fantasmas   del   futuro      Teoría   e historia   de   la   ciencia   ficción,   Elton   Honores   inaugura   esa   biblioteca todavía mínima de estudios peruanos sobre la teoría e historia de la ciencia ficción, al igual como  hace escasos meses lo hiciera José Güich con la práctica o ejercicio literario del género en nuestro país demostrado en una recopilación   antológica   hasta   entonces   inédita…   Fantasmas del futuro… que me es tan grato presentar hoy y cuya aparición agradezco como teórico pero sobre todo como lector, lejos de ser un tratado académico críptico destinado a expertos y estudiosos del género, es un texto escrito en un lenguaje ameno y accesible con el cual su autor  nos  conduce, sin  el  menor   tropiezo,   por  los   meandros   de   aquella modalidad narrativa todavía marginal dentro de nuestra literatura como ha sido, y sigue siendo, la ciencia ficción”.

[Fragmento del texto de presentación en el V Congreso Internacional de Narrativa Fantástica, desarrollado en agosto de 2018]



José Güich

Este libro es una exploración abrumadora que combina esa versación, esa rigurosidad meticulosa. Cualquier persona que lea se dará cuenta de su envergadura, que sobrepasa los límites y horizontes de expectativas… Dentro las grandes contribuciones del texto –que es un texto fundacional-  hay varios rescates. Lo que quiero destacar es que se trata de una propuesta teórica integral muy sólida, de envergadura, que con gran éxito establece  las diferencias, el deslinde entre la narrativa fantástica y la ciencia ficción, explorando toda la bibliografía y todo el aparato crítico existente en España y América latina y supera con creces esta prueba. Y también hay un diálogo, muy necesario y rico con la teoría particular en otros países anglosajones. No es un reduccionismo sino una mención, hay otras fuentes y tradiciones críticas que Elton Honores visita para establecer este deslinde con la profundidad y seriedad que lo caracteriza…

[Fragmento del texto de presentación en las II Jornadas de Literatura Peruana, el martes 18 de septiembre de 2018, en el Auditorio del Instituto Raúl Porras Barrenechea]



Daniel Salvo

Monumental estudio de un género ignorado por la academia peruana, pese a la abundante producción que se tiene desde el inicio de la República. El silencio sobre la ciencia ficción ha sido doble, pues se la ha ignorado como objeto de estudio y como objeto de especulación teórica. Con publicaciones como esta, el panorama del género en el Perú se amplía y accede a un grado de madurez.

Honores, investigador de San Marcos, dedica las primeras doscientas páginas de su ensayo para iniciar al lector en un campo inédito, a saber, el estudio de las primeras teorizaciones no anglosajonas de la ciencia ficción producidas tanto en Latinoamérica como en España. El rigor académico no opaca la amenidad e interés de esta lectura, adecuado preámbulo para la propuesta del autor, basada en el deslinde entre lo fantástico y la ciencia ficción como géneros.

Cierra el volumen un muy documentado análisis de prácticamente todo el corpus de la ciencia ficción peruana, así como artículos afines, destacando aspectos como la imaginación apocalíptica en nuestra narrativa y la obra inconmensurable de José B. Adolph.

[Publicado en el diario El Peruano, 9/9/2018]





José Donayre

Elton Honores nos sorprende, por quinta vez, con Fantasmas del futuro. Teoría e historia de la ciencia ficción (1821-1980), nuevo título que se suma a anteriores entregas que dan parte de una producción literaria nacional que se ha producido al margen de un canon marcadamente realista. Las casi quinientas páginas de este flamante volumen son difícil de resumir, reseñar o comentar sin sacrificar información valiosa, sin dejar de lado explicaciones minuciosamente desarrolladas, son soslayar análisis de precisa arquitectura, sin obviar comparaciones de extenso y didáctico desarrollo. El trabajo académico de Honores, visible por medio de publicaciones desde 2010, da cuenta de un crítico con un enfoque claro, que sabe controlar los ímpetus de su pasión. Sus libros decantan el trabajo de un investigador que sabe tomar la distancia necesaria para lograr objetividad, y contrastar sus hallazgos con la certeza que exige la ciencia en su constante revisión, replanteamiento y reformulación. Esto tampoco significa que Honores no tome riesgos. Los asume, sin ninguna duda, pero todo queda suficientemente sustentado para un buen desarrollo de la lógica de su discurso. De modo que la ruta desde la observación hasta las conclusiones es un recorrido que ilumina, entusiasma e inspira.

Una rápida revisión de Fantasmas del futuro deja una grata impresión por el nivel de detalle que ha logrado su autor. Los descubrimientos de Honores tienen un aspecto crucial: la pronta puesta en valor de autores bajo gruesas capas de polvo y títulos hallados tras un paciente y largo trabajo en archivos, bibliotecas y demás repositorios, tarea de mucho sacrificio, que supone aplazar otros proyectos y metas igual de importantes. Un más atento acercamiento a Fantasmas del futuro permite ahondar en los aportes teóricos de un especialista que sabe dosificar y sopesar sus valiosos descubrimientos. En este sentido, estamos ante un libro de doble función, es decir, Honores pone a nuestro alcance una obra cuya meta es brindar un amplio panorama que abarca más de ciento cincuenta años de producción literaria a partir de la fecha formal como nación independiente, y por otro lado, nos brinda una sistematización teórica que nos permite comprender los vasos comunicantes que explican diferentes manifestaciones estéticas, momentos muy puntuales de eclosión, y las diversas motivaciones que subyacen a la formulación de sus hipótesis, es decir, las ideas que explican lo observado y expuesto por Honores.

[Fragmento del texto de presentación en las X Coloquio de Estudiantes de Literatura de la UNFV, Caelit 2018, el martes 6 de noviembre]

lunes, 19 de noviembre de 2018

Alberto Benza González. Hojas de otoño. Buenos Aires: Macedonia, 2017. 105 p.




Alberto Benza González. Hojas de otoño. Buenos Aires: Macedonia, 2017. 105 p.



Alberto “Beto” Benza (Lima, 1972) es uno de los principales impulsores del microrrelato peruano y latinoamericano, a través del trabajo editorial de “Micrópolis”, especializada en el género hiperbreve. Además de editor, es autor de varios libros como A la luz de la luna (2011), Señales de humo (2012), Entre vivos y muertos (2015), y la micronovela Sarah Ellen (2016), y ha sido recientemente incluido en la antología Extrañas criaturas (2018), ya comentada en este blog.

Hojas de otoño, bien puede remitir a la obra de Whitman, pero en el caso de Benza, alude a la estancia temporal del ser humano, ya sacudida de la juventud, es decir, en tránsito de la adultez (otoño) hacia la vejez (invierno). Es por ello que hay una cierta visión pesimista de la vida, por ejemplo, en aquellos textos en los que se hablan de relaciones de pareja que no funcionan o de la presencia del “amante” que quiebra la relación convencionalmente aceptada, o en la presencia de la muerte, como acontecimiento que da sentido a la vida de los personajes.

Otros temas frecuentes, además de la muerte, son la presencia constante de fantasmas o de personajes en situaciones en el “umbral”, e incluso, el narrar desde el otro lado (el más allá), es decir, desde una dimensión que no corresponde al de la realidad.

Asimismo, los recursos literarios de los que se vale Benza para generar la sorpresa final o “golpe”, son: la intertextualidad, la hipérbole, el uso de la frase literal que muta en su segundo sentido o acepción, y la metatextualidad (al modo de los cuentos cortazarianos), en los que la ficción invade la realidad de los mundos representados.

Estamos pues frente a un libro de madurez del autor y que permite confirmar que el lugar de lo fantástico en general (y el microrrelato en particular) en el Perú ya no es una quimera o ilusión, sino una realidad tangible, y que es un género que aún no ha agotado sus posibilidades ficcionales.



Elton Honores

David Roas. La casa ciega. Lima: Trascender, 2018. 141 p.




David Roas. La casa ciega. Lima: Trascender, 2018. 141 p.



La casa ciega es la selección de cuentos hechas por el propio David (Barcelona, 1965)  para la editorial Trascender, sobre la base de tres libros de relatos: Horrores cotidianos (2007), Distorsiones (2010) y Bienvenidos a Incaland© (2014). Estos tres libros ya han sido revisados en su integridad en anteriores comentarios. La casa ciega se ha dividido en tres secciones.

En la primera sección encontramos una estructura iterativa: un personaje (de tipo paranoico) quien percibe la realidad, distorsionándola. Incluso, un rasgo transversal al personaje es la locura o insanía, frente a la regularidad, lo cotidiano o lo que se considera como “normal” o habitual, dentro de una realidad estable. Como todo (o casi todo) ocurre en la mente del personaje, es posible asumir que nos encontramos frente a un fantástico de percepción (ya que no hay una “segunda consciencia” que pueda confirmar el hecho anómalo que aparentemente está ocurriendo), aunque de los tres cuentos, solo “Tránsito” cumple con ciertos códigos y temáticas fantásticas (la presencia del muerto, del fantasma), mientras que “Palabras” y “La realidad está ahí afuera”, se enmarcan más dentro de lo extraño. Por ejemplo, en “Palabras”, el personaje asume con cinismo y cierta insensibilidad el misterioso suicidio de su amigo (un escritor llamado David, una especie de alter-ego del autor real, recurso que aparece frecuentemente en otros textos), quien pierde la confianza frente a la referencialidad de las palabras, lo que lo lleva a perder progresivamente la fe en estas, o en su defecto, se fragmenta y escinde (todo esto es atendido por el narrador-personaje), para concluir que “Las palabras no funcionan”. Se trata más de una crisis posmoderna del propio lenguaje.

En “La realidad está ahí afuera” otro personaje paranoico (en este caso hiper-maníaco de la higiene) desde la cárcel, recuerda los hechos que lo llevan a esta situación. Es el único capaz de percibir (y oler) una hediondez que emana del guía del museo. Una peste que es hiperbólica, que solo es percibida por este asesino accidental, cuya nariz pareciera que cobrara vida propia. Y aquí nuevamente nos encontramos frente a lo extraño, ya que todo ocurre “en” el sujeto que percibe. Accidentalmente empuja al guía y este muere desnucado. Tras ser condenado, el personaje se consuela e incluso gusta de su vida carcelaria, sosteniendo que “esto casi parece un hogar” (37). Esta idea del hogar invita a pensar en lo que representa la vida matrimonial “real”, ya que al inicio alude a la “convivencia”, lo cual implica habituarse a la presencia del otro y también a sus posibles efluvios. Así que puede considerarse este cuento en clave realista: el matrimonio como cárcel, los singulares olores naturales de la pareja, y su aceptación final, etc.

“Tránsito”, al igual que los textos anteriores presenta un personaje paranoico que ve muertos en la vía pública, como en Sexto sentido. Si bien no hay otra conciencia que permita verificar que esto ocurre (y por ello hay también cierto nivel inquietante), lo raro no está en ver al fantasma sino en habituarse a su presencia (como en Cortázar) y sentir “miedo ante la imposibilidad de dejar de verlo”. La figura del fantasma corresponde a uno de los tópicos clásicos del fantástico del XIX, aquí resemantizado.



La segunda sección “Distorsiones” encontramos dos cuentos extraños “Das Kapital” y “La casa ciega” y tres posiblemente fantásticos “Duplicados”, “El sobrino del diablo” y “Excepciones”. En “Das Kapital”, un pasajero del sector económico es trasladado a primera clase y es allí desde donde se produce una fractura, que al igual que en los cuentos iniciales, no sabemos si realmente ocurre o de si solo es la fantasía paranoica del personaje. Una visión que propone el caos para el sector popular frente a la estabilidad y confort para los del sector A-1. Lo interesante es que si bien el final es irónico (el personaje concluye: “finjo que pienso en la revolución”), el trasfondo es mayor, pues refiere a la intelectualidad de la izquierda “caviar” y arribista que mantiene un discurso popular (pero que en fondo resulta ser un discurso vacío) pues solo buscan su propio beneficio y mejorar su estatus económico, lo que no es otra cosa que el deseo de pertenecer al sector poderoso, que aparentemente rechazan y condenan. En “La casa ciega” un viajero en tren se obsesiona con una misteriosa casa abandonada y tapiada, que él imagina habitada. Incluso intenta captar esa “realidad” mediante una cámara (al modo de Blow up de Antonioni), pero en el fondo no hay nada anómalo. Al igual que en “Tránsito” el personaje se ha habituado a la presencia de la casa. Pero ¿Por qué el alter-ego prefiere la casa fantasmal a la acaso real en la que habita, con personas reales? ¿Por qué esa evasión o distorsión?

En la línea de lo fantástico destacan “Duplicados”, que sobre la base de llevar a cabo la especulación teórica del físico Schrödinger, produce una ruptura en la línea espacio-tiempo, creando por un fragmento una dislocación del mundo en dos; “El sobrino del diablo” sobre la presencia real de este agente del imaginario popular (aunque de menor rango); y “Excepciones”, sobre un sujeto que no puede entrar a su casa (nuevamente, nos lleva a pensar en la dramática relación sujeto-casa-hogar, a la que no se quiere ni puede entrar, pero se debe, y que podría extenderse en sus sentidos más dramáticos).



Y la última sección “Bienvenidos a Incaland©” presentan al Perú como espacios laberinticos, sea Miraflores en “Universos paralelos” o Cuzco, en “Zona de penumbra”.



En conclusión, los personajes de “La casa ciega” muestran un nivel de paranoia, lo que les permite distorsionar la realidad, y a la vez manifiestan conflictos de identidad, metaforizados a través de las dislocaciones espacio-temporales o duplicaciones que sufren y padecen, siendo esta una estrategia ficcional y la vez una estructura iterativa que forman parte del estilo de los textos de Roas.

Elton Honores

sábado, 17 de noviembre de 2018

Gloria Ramírez Fermín. Las musas perpetúan lo efímero. Antología de microrrelatistas mexicanas. Lima: Micrópolis, 2017. 153 p.





Gloria Ramírez Fermín. Las musas perpetúan lo efímero. Antología de microrrelatistas mexicanas. Lima: Micrópolis, 2017. 153 p.



Gloria Ramírez (México, 1984) es la responsable de la antología sobre microrrelatos mexicanos escritos por mujeres, editado por Micrópolis, dirigida por Beto Benza. En el prólogo, Ramírez ofrece algunas características generales sobre el género, como el tiempo de lectura, y la “unidad” mínima narrativa que deben poseer este tipo de textos para ser considerados como tales.

            A diferencia del caso argentino, tradición que posee figuras continentales como Ana María Shua o Luisa Valenzuela, en México, esta producción es mucho menos difundida, fenómeno que se puede extrapolar a otros países latinoamericanos. Aunque hay autoras que han logrado alguna difusión fuera de su país de origen como Cecilia Eudave, Cristina Rivera Garza, Liliana Pedroza o Adriana Azucena Rodríguez, es una producción aún por conocer. Dentro del grupo de autoras, destacamos a cuatro: Mónica Gameros, Diana Raquel Hernández, Marcia Ramos y Paola Tena.

            En el caso de Gameros, sus textos remiten a diversos tipos de violencia y fantasías, una violencia urbana ejercida y marcada por diversas fuerzas enfrentadas (“Rebelión de los perros”), por la cosificación (“Incoherente”) o por el deseo perverso de desaparecer zonas que contienen el mal social (“Divino”). Los textos de Hernández transgreden los tabúes sociales (“Bodegón”), sorprenden con una violencia no contemplada y menos controlada (“¡Buenos días, señor Tolstoi!”), y aluden al cuerpo y lo sexual (“Engaño”). Los textos de Ramos discuten la condición de la mujer en la sociedad y los roles que debe de asumir (“La niña que soñaba con el viento”), habla de amores que funcionan porque son prohibidos (“La amante”), u ofrece un futuro apocalíptico, distópico, marcado por una tecnología bastante cercano al presente (“A veces el sol se entristece”). Y el de Tena, en permiten imaginar la utopía (“Roma”), o voces fantasmales que narran desde el otro lado (“Hija única”), con reminiscencias a Poe (“Un chico normal”).

            Al igual que el trabajo de la argentina Cortalezzi, Ramírez Fermín ofrece nuevos nombres de autoras, para que el lector continúe con la lectura de otros textos de las seleccionadas; y búsquedas de esta tradición del microrrelato latinoamericano.



Elton Honores

Claudia Cortalezzi. Escritos entre mate y mate. Antología de microrrelatistas argentinas. Lima: Micrópolis, 2017. 141 p.



Claudia Cortalezzi. Escritos entre mate y mate. Antología de microrrelatistas argentinas. Lima: Micrópolis, 2017. 141 p.



            La editorial Micrópolis, dirigida por Beto Benza, ofrece esta nueva antología del género en Argentina, a cargo de Claudia Cortalezzi (Buenos Aires, 1965). La antologadora, en su presentación, establece de modo sumario algunas características del microrrelato como el tratamiento particular del lenguaje (dada la brevedad), la sugerencia, la importancia del título, la concentración en el “nudo” de la historia que a veces es el clímax de la historia, o la necesidad de un lector activo para completar el sentido. Asimismo sostiene que por lo dicho, el microrrelato es uno de los géneros más difíciles (¿?), lo que parece más un prejuicio “a favor” del microrrelato, ya que esta idea se puede extrapolar a todos los géneros de la literatura.

            Dada la tradición argentina del microrrelato en general, Cortalezzi selecciona a diversas autoras del género, destacando como “puntas de lanza” a Ana María Shua y Luisa Valenzuela, presencias indiscutibles en una antología, a las que agregaríamos a Rosalba Campra y Sylvia Iparraguirre. Pero quisiera centrarme en cuatro autoras quizás menos difundidas: Norah Scarpa, Ildiko Nassr, Gilda Manso y Caro Fernández.

            En el caso de Scarpa, trata los temas del ser y la identidad, ya sea desde el plano amatorio, como en “Noche de bodas”, en el que el ser solo es posible de alcanzar a través de la desnudez “metafísica” que libera al individuo del receptáculo o envoltorio físico, es decir, del cuerpo. De igual modo, en “La vida” el deseo de ser libre solo es posible en la vida “carcelaria”, paradoja inevitable. Y en “Los nudos”, nos habla de un más allá (cielo o infierno) y de un destino post-mortem inevitable.

            Nassr, remite a una condición “borgiana” del hombre inmortal que transita por varias vidas y concluye en ser al final de su vida todos los hombres. En “Tumberos” (en jerga, “tumba” alude a la cárcel) trata sobre la vida carcelaria, pero más aún, de cómo se van perdiendo los significados, reduciéndose el lenguaje humano a generalidades. Y en “Hija”, en el que el nuevo ser se metamorfosea en un monstruo, al cual la madre se ha habituado, como en alguna película de terror.

            Manso, en “El joven aprendiz”, discute la noción de libertad a partir de la figura de un joven mago. Un mago que pretendiera sacar un conejo de un sombrero y terminara sacando un elefante, sería considerado –para el maestro- como un fracaso, por más que esto sea más espectacular o asombroso. Pero la ironía no está en las dimensiones del objeto sino en la resolución: el verdadero mago ofrecería libertad absoluta al animal. En “El increíble talento de Martín” asistimos a un enamorado capaz de transformarse en objetos (floreros, billeteras, etc.) para saciar sus celos enfermizos, que lo llevan al final a convertirse en arma y matar a la amada. El texto concluye: “Martín transmutó en aire. Y el aire, como se sabe es libre. Al menos, hasta que alguien lo respire”. Esta condición recuerda mucho a un texto del peruano Juan Rivera Saavedra, titulado “Coqueta” de 1976, en el que  el aire, enamorado de Rosaura, ante su desprecio, termina por quitarle la vida, ya que “nadie puede vivir sin el aire”, dato que solo se revela al final. Y en “Todos los cuerpos se parecen”, Manso parte de la idea que en la desnudez todos somos iguales, pero añade un elemento de extrañeza, ya que hay indicios de una anormalidad, una animalización en cada uno de nosotros.

            Y Caro Fernandez, que juega con la sorpresa de sus relatos. En “Mirada”, a través del cambio de condición de la voz narrativa (de humano a animal); en “Desasosiego”, el deseo de ver muerto en sueños al otro. Y en “si vos lo decís…”, que otorga un poder a la voz femenina capaz de destruir y hacer explotar literalmente la cabeza masculina (al modo de Scanners de Cronenberg).

            Se trata de un buen panorama contemporáneo del microrrelato escrito por mujeres en Argentina, e invita a seguir indagando sobre la obra de las autoras seleccionadas, en diálogo necesario con otras tradiciones de Latinoamérica para establecer mayores vasos comunicantes.



Elton Honores

jueves, 15 de noviembre de 2018

José Güich, Carlos López Degregori [y] Alejandro Susti. Extrañas criaturas. Antología del microrrelato peruano moderno. Lima: Universidad de Lima, 2018. 444 p.




José Güich, Carlos López Degregori [y] Alejandro Susti. Extrañas criaturas. Antología del microrrelato peruano moderno. Lima: Universidad de Lima, 2018. 444 p.


La banda integrada por José Güich, Carlos López Degregori y Alejandro Susti acaba de publicar Extrañas criaturas. Antología del microrrelato peruano moderno. Se trata de un trabajo exquisito (según la RAE, “de singular y extraordinaria calidad”) que busca proponer un canon del microrrelato peruano. A diferencia de las dos últimas publicadas Circo de pulgas (2012), de Rony Vásquez, monumental trabajo que muestra gran parte del corpus o el de Óscar Gallegos con Cincuenta microrrelatos de la Generación del 50 (2014), centrada en la década señalada en el título, Extrañas criaturas opta por autores del canon y trabajos “canonizables” (sobre todo para autores del siglo XXI).

La sección inicial más extensa es la de Alejandro Susti, quien ofrece una buena síntesis de las reflexiones teóricas sobre el microrrelato, apoyándose durante su exposición en diversos autores como Lagmanovich, Siles, Calvo Revilla o Friedman. Susti destaca cinco elementos: a) la ficcionalidad, entendida como la creación de una realidad autónoma; b) la brevedad, que se apoya necesariamente en la elipsis y la omisión de información; c) la narratividad, es decir, secuencia de acciones; d) la hibridación, que permite incluso  asociar al microrrelato a géneros extraliterarios, propios del horizonte posmoderno; y e) la unidad, es decir a la totalidad en sí misma del texto.

Siguiendo a López Degregori tendríamos un primer grupo de narradores del 50 (Salazar Bondy, Mejía Valera, Zavaleta, Meneses, Rivera Saavedra, Gálvez Ronceros, Adolph, Loayza y Oviedo); autores nacidos en los años 40 (Díaz Herrera, Ortega y Belevan); autores de los años 80 (Susti, Prochazka, Herrera e Iwasaki); y autores del siglo XXI (Donayre, Salvo, Sumalavia, Benza González, Zúñiga y Saldívar).

El único reparo que se puede señalar es la brevedad de las presentaciones (sobre todo en “introducción” y “breve panorama”) que bien pudieran haber sido más amplias dada la calidad del corpus y trabajos previos sobre el microrrelato; y agregar que se nota la ausencia de algunos otros miembros de la Generación del 50. En compensación los autores incluyen trabajos de José B. Adolph y José Miguel Oviedo y algunos inéditos de Sebastián Salazar Bondy.

Como sostiene Güich en la introducción, hoy “asistimos a una progresiva emergencia y establecimiento […]” de estos géneros (el microrrelato, lo fantástico, la ciencia ficción y el policial), considerados en el pasado como “menores” o “curiosidades” (15). Trabajos como los de este trío de investigadores ofrecen la oportunidad de poner en circulación textos, autores y sobre todo, asentar esta tradición como patrimonio nuestro.



Elton Honores

domingo, 11 de noviembre de 2018

Fantasmas del futuro. Teoría e historia de la ciencia ficción (1821-1980). Por José Donayre




Elton Honores nos sorprende, por quinta vez, con Fantasmas del futuro. Teoría e historia de la ciencia ficción (1821-1980)*, nuevo título que se suma a anteriores entregas que dan parte de una producción literaria nacional que se ha producido al margen de un canon marcadamente realista. Las casi quinientas páginas de este flamante volumen son difícil de resumir, reseñar o comentar sin sacrificar información valiosa, sin dejar de lado explicaciones minuciosamente desarrolladas, son soslayar análisis de precisa arquitectura, sin obviar comparaciones de extenso y didáctico desarrollo. El trabajo académico de Honores, visible por medio de publicaciones desde 2010, da cuenta de un crítico con un enfoque claro, que sabe controlar los ímpetus de su pasión. Sus libros decantan el trabajo de un investigador que sabe tomar la distancia necesaria para lograr objetividad, y contrastar sus hallazgos con la certeza que exige la ciencia en su constante revisión, replanteamiento y reformulación. Esto tampoco significa que Honores no tome riesgos. Los asume, sin ninguna duda, pero todo queda suficientemente sustentado para un buen desarrollo de la lógica de su discurso. De modo que la ruta desde la observación hasta las conclusiones es un recorrido que ilumina, entusiasma e inspira.

Una rápida revisión de Fantasmas del futuro deja una grata impresión por el nivel de detalle que ha logrado su autor. Los descubrimientos de Honores tienen un aspecto crucial: la pronta puesta en valor de autores bajo gruesas capas de polvo y títulos hallados tras un paciente y largo trabajo en archivos, bibliotecas y demás repositorios, tarea de mucho sacrificio, que supone aplazar otros proyectos y metas igual de importantes. Un más atento acercamiento a Fantasmas del futuro permite ahondar en los aportes teóricos de un especialista que sabe dosificar y sopesar sus valiosos descubrimientos. En este sentido, estamos ante un libro de doble función, es decir, Honores pone a nuestro alcance una obra cuya meta es brindar un amplio panorama que abarca más de ciento cincuenta años de producción literaria a partir de la fecha formal como nación independiente, y por otro lado, nos brinda una sistematización teórica que nos permite comprender los vasos comunicantes que explican diferentes manifestaciones estéticas, momentos muy puntuales de eclosión, y las diversas motivaciones que subyacen a la formulación de sus hipótesis, es decir, las ideas que explican lo observado y expuesto por Honores.

En vista de la gran complejidad de Fantasmas del futuro, se cree oportuno desarrollar cinco aspectos con cierto desempeño transversal, con lo cual se podrá ofrecer, a manera de muestra, una idea más o menos certera de los alcances de esta nueva entrega de Honores.

1) La delimitación temporal del género. Honores organiza su volumen desde una idea fuerza crucial para la conveniente fluidez de su teoría e historia de la ciencia ficción entre 1821 y 1980. Como bien refiere el autor, la ciencia ficción es un género con apenas dos siglos de producción, integrado por un corpus de textos fundacionales de la tradición europea, en el siglo XIX y estadounidense en el siglo XX. Las discusiones teóricas logran arribar a un consenso solo hacia fines de la década de 1970. En América Latina, sostiene Honores, las incursiones al género se dieron desde autores del mainstream, aunque fueron más que incursiones aisladas —salvo excepciones como Clemente Palma, para el caso peruano—. Para este investigador, los procesos de modernización de la primera mitad del siglo XX en América Latina ayudan a asentar el género, en tanto que los discursos ficcionales se inscriben en problemáticas globales (como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Fría), por ello recogen y refractan tensiones históricas, fantasías y deseos sobre el futuro. Honores deduce que, en otras latitudes, la irrupción de la ciencia ficción como discurso ficcional es tardía.

2) El lugar de enunciación para la delimitación conceptual del género (ficción fantástica versus ciencia ficción). De acuerdo con Honores, eI factor político tanto de lo fantástico como de la ciencia ficción dependerá siempre del lugar de enunciación, es decir, desde qué espacio sociopolítico se percibe y asume cada tipo de registro. El autor de Fantasmas del futuro considera que la condición del monstruo depende más de dónde estemos ubicados, ya que este es siempre el otro, pero considera que es también nuestro reverso, y se constituyen procesos de transformación de “lo normal”, que da pie a lo diferente y lo distinto. Honores refiere que podemos establecer un diálogo entre “identidad” y “diferencia”, donde la identidad es lo propio, mientras que lo diferente es lo foráneo y desigual, o sea, lo que sale de la norma. En la literatura fantástica se da esta lucha dialéctica y se busca acabar con la diferencia. En la ciencia ficción también se da también este proceso dialéctico entre “identidad” y “diferencia”. La diferencia se produce en aquellos que no se reconocen como parte del sistema y constituyen serias amenazas para el orden social. Son también presencias monstruosas, en la medida que manifiestan una agencia distinta a las aceptadas.

3) Ciencia ficción de sabor nacional. Honores sostiene que la ciencia ficción peruana —de la posguerra y la estética modernista hasta 1945 (adelantos científicos en medio de desastres bélicos), entre 1945 y 1968 (crítica social y miedo latente a la amenaza nuclear), y de 1968 a 1980 (motivada en un comienzo por la carrera espacial)— refracta las tensiones sociales y políticas del momento histórico en el que se inscriben, a la vez que, en términos políticos, oscilan en proyectos utópicos, o en visiones distópicas sobre el futuro inmediato de la nación. Para este investigador, la principal estrategia es la extrapolación temporal, es decir, la proyección hacia un tiempo futuro, en ese “entonces” hay un miedo a las sociedades totalitarias socialistas imaginadas desde el capitalismo estadounidense, con las taras del presente —racismo, discriminación, lucha de clases—. Honores precisa que este progreso no ha sido igualitario, lo que explica la reivindicación de las provincias que imaginan un desarrollo superior al de la capital. Hay también una preocupación por la pérdida de los sentimientos humanos. Estos textos reflejan también la condición del artista marginal que no encaja en el sistema. Asimismo, hay un interés por mostrar la tensión entre el progreso y el fracaso científico. Elton Honres asevera que la ciencia es inútil y provoca desconfianza e insatisfacción, y que, en este contexto, el miedo a la amenaza de una guerra nuclear de connotaciones catastróficas es más que latente.

4) Apocalipsis made in Peru. Honores, a partir de planteamientos teóricos de Frank Kermode, David Ketterer, Lois Parkinson Zamora, Malcom Bull, Geneviève Fabry, Ilse Logie y Lucero de Vivanco, traza un consistente marco para ubicar y analizar las particularidades de lo apocalíptico en los relatos peruanos que no se hallen en la dimensión e intención mimética verosímil propia del realismo. De este modo, Honores nos lleva a “Apocalíptica” (1883) de Ricardo Palma, “Febri-morbo” (1898) de Enrique López Albújar, “El día trágico” (1910) de Clemente Palma, “El fin de la raza” (1910) de Eduardo Herrera, “¡El bólido!” (1943) de Sebastián Salazar Bondy, “La bomba J” (1958) de Héctor Velarde y “El tiempo del fin” (1966) de Juan Mejía Valera. Para Honores, la diferenciación de las causas de lo apocalíptico resulta iluminadora. Así, queda claro que en los cuentos peruanos hay un predominio del futuro catastrófico (López Albújar, Clemente Palma, Herrera, Salazar Bondy y Mejía Valera). Solo dos relatos, precisa Honores, el futuro apocalíptico es dominante (Ricardo Palma y Valdelomar). Y solo uno plantea el futuro posnuclear (Velarde). Más allá de estas diferencias, en general, plantea Honores, los relatos muestran una desconfianza en la ciencia como promotora de progreso y privilegian a Lima —ciudad periférica— como centro de la catástrofe. Asimismo, Honores, subraya lo planteado por De Vivanco en cuanto a la relación entre lo apocalíptico y la crisis. Para De Vivanco, arguye Honores, lo apocalíptico es un rasgo identitario de la nación peruana.

5) La poética de J.B. Adolph. Cierta posición, no del todo superada sobre todo en el Perú, es la de considerar a la ciencia ficción como un producto asociado a la literatura de evasión e infantil, como señala Honores en las primeras páginas de Fantasmas del futuro. En gran medida, la obra de Adolph contribuye a repensar en el alcance y aporte de este género. Honores hace un exhaustivo análisis de la obra de Adolph, centrándose tanto en su arte poética como en sus primeros cinco libros de cuentos. En resumen, de acuerdo con Honores, Adolph se inserta en un periodo de transición de la narrativa moderna hacia la narrativa contemporánea. Su producción tardía a la emergencia de lo fantástico en la década de 1950, sostiene Honores, puede explicar hasta cierto punto su posición marginal ante otros autores de fantásticos, pero esta condición periférica se debe también a su cercanía con la dictadura de Juan Velasco. Adolph utiliza los códigos de la literatura de masas, como bien observa Honores, no para producir obras en serie sino para introducir cuestiones de orden metafísico. Honores anota que este autor utiliza la extrapolación temporal para ubicar las acciones en un futuro, y que en ese entonces por ocurrir se revelan las contradicciones y vacíos del presente.

Fantasmas del futuro no es una respuesta al reciente título publicado por José Güich (Universos en expansión. Antología crítica de la ciencia ficción peruana: siglos XIX-XXI), pues ambos han aparecido casi simultáneamente. Entre uno y otro hay hondas coincidencias, pero también notables diferencias... y también insondables silencios que comunican. Ambos se complementan y retraen, uno y otro incentivan al lector a seguir hurgando en las cuerdas espaciales, y en los misterios del universo y las posibilidades del futuro. La antología de ciencia ficción que ya está bien avanzada por Honores se basará sin duda en los presupuestos expuestos tan ampliamente en Fantasmas del futuro. Teoría e historia de la ciencia ficción (1821-1980). Solo título (Noticias del futuro) ya remece el escenario literario nacional. Esta es una obra que se complementa a su antología de ficción fantástica Más allá de lo real. Como testigo de estos maravillosos hechos, e incluso cómplice en algunas de las conspiraciones académicas eltonianas, además de persona natural de algún modo vinculada con estas inquietudes, solo me queda esperar las respuestas de los nuevos investigadores. Quieran los apus que algunos de estos fantasmas del futuro estén aquí, escuchándome, en este recinto académico.

*Texto de presentación de José Donayre, leído el martes 6 de noviembre en el marco del X Coloquio de estudiantes de Literatura, Caelit-UNFV.

martes, 18 de septiembre de 2018

5 clásicos de José B. Adolph

5 clásicos de José B. Adolph

José B. Adolph es sin duda, uno de los más importantes autores de la literatura fantástica y de ciencia ficción peruana y latinoamericana de la segunda mitad del s. XX. A diez años de su partida recomiendo su obra completa y de ella selecciono cinco títulos imprescindibles.

1. Hasta que la muerte (1971)


2. Mañana, las ratas (1984)


3. El retorno de Aladino (1968) 


4. Mañana fuimos felices (1974)

5. Los fines del mundo (2003) 




lunes, 17 de septiembre de 2018

5 mejores películas de superhéroes

5 mejores películas de superhéroes


1.  The dark knight


2.  Wonder Woman


3. Doctor Strange


4. Captain America. The winter soldier


5. Thor. Ragnarok


jueves, 16 de agosto de 2018

VV.AA. Horror Queer (Antología). Lima: Cthulhu, 2018. 150 p. Selección de Marcia Morales Montesinos.




VV.AA. Horror Queer (Antología). Lima: Cthulhu, 2018. 150 p.  Selección de Marcia Morales Montesinos.



            Esta antología invita a explorar nuevos mundos narrativos. A partir de la relación entre el horror fantástico y lo queer (o “cuir”), que alude a la comunidad LGBT, es que los autores antologados enmarcan sus ficciones. Desde el principio supone un ejercicio políticamente incorrecto, ya que si repasamos la larga tradición de ficciones de horror, los personajes centrales han sido dominantemente heterosexuales. En este caso, dado el auge de los movimientos de reivindicación sexual y de género (y quizás cierto nicho editorial) es que se propone posicionar como centrales a personajes ubicados socialmente en el margen. De otro lado, el título en sí mismo supone un juego ambiguo: se puede sentir “horror” hacia lo queer, es decir, lo queer provoca horror (como en algunos relatos). En ese caso, detrás de ese juego políticamente incorrecto se esconde una visión muy conservadora sobre el género LGBT, ya que estos serían los nuevos monstruos del siglo XXI.

            Y es que si nos centramos en los relatos (en este caso, me comentaré solo a los autores peruanos), solo dos (Carrillo y Huerta) escapan a ciertos estereotipos creados y aceptados socialmente. En la mayoría, ser “queer” significa ser máquinas sexuales, dedicarse a la prostitución, o poseer una alta promiscuidad sexual. En el caso de Carlos Saldívar, el personaje central se dedica a la prostitución y es violentado por una pandilla de jóvenes homofóbicos. Frente a la muerte inminente se entrega en su fe a una deidad maligna, “Nuestra señora de la noche”, que da título al cuento. Esta “diosa” se describe como “[…] alta, atlética, con amplios senos y caderas curvilíneas, tenía un traje de apariencia metálica, negruzco, ceñido. Piel trigueña y una cabellera marrón […] la entidad llevaba unos tacos negros, enormes” (17-18). La diosa parece una encarnación de “Catwoman”. ¿Podría esta figura claramente femenina ser la liberadora del sujeto queer?

En “La chica más honrada” de Gonzalo del Rosario intenta recrear el habla popular de un sujeto queer en amoríos con un joven sicario. Al descubrir que ella es él, sufre la violación. Se supone que este recuerdo es el inicio de su actividad sexual. Tal como está construido el relato, pareciese que el sujeto central “gusta” (no diremos que “goza”) de lo sexual, a pesar de la violencia. Si el horror es el acto violento, también podría ser “horroroso” esa forma de aceptar los hechos.

“El sireno al revés” de Julio Meza, parte de una anécdota que el propio autor narró en algún congreso de escritores en Lima, acerca de noticias sensacionalistas durante los años 90. En ese caso, distorsiona la anécdota para ajustarse a los requerimientos del libro. Por momentos es absurdo y provoca humor y de otro es escabroso y vinculado a la serie de seres fantásticos.

“El íncubo” de Hernest Tarek es conservador desde el punto de vista ideológico ya que refiere a la mujer como agente del mal. “la mujer […] siempre los ha llevado [a los hombres] a traspasar el límite de la locura, los convierte en potenciales transgresores de sus propias leyes a cambio de favores. Muchas de ellas, también, son presas de la lujuria y la excitación […] (101). Hay una vuelta de tuerca porque el íncubo sucumbe ante el poder de un singular súcubo que gusta de las mujeres.

“Crónicas de la ninfa y el fauno –duelistas en North Town” sitúa las acciones en el año 3069. En este mundo futuro, el sexo se vuelve vital para la vida (¿?), ya que “el sexo producía ahora en los organismos vivos hormonas y agentes necesarios para la generación de energía y reconstrucción celular” (120). Se muestran espectáculos sexuales en los que el exceso y la hipérbole son la distinción.

“El hijo de Dirty” trata sobre una hipotética pareja de mujeres asesinas, cuya particularidad (osea, el carácter psicópata pasa a segundo plano) es que de una de ellas emana un ser asqueroso como larva.

Dos cuentos escapan a los estereotipos sexuales ya comentados al inicio y llegan a un nivel alegórico. En “El pelado Jairo” de Tania Huerta, nuevamente aparece el sujeto queer, que es en el fondo, un psicópata. Él busca ser ella (una mujer pelirroja), desea ser otro (en este caso, otra). Es un cuento macabro que tiene como referente a Hannibal Lecter o Norman Bates. Y sin duda, “No me gusta el terror visceral ni el gore” de Carlos Carrillo, el mejor de todos los referidos, no solo porque lo queer es aquí un pretexto para contar una buena historia, en el que mezcla el imaginario local y el horror gótico del cual es un importante cultor. Un relato potente y de gran imaginación, con una estupenda vuelta de tuerca.

Así que están avisados. Horror queer pretende ser un libro alterno a la corriente mainstream (y hasta cierto punto lo es), pero en el fondo no puede dejar de estar dentro de los paradigmas sociales- sexuales, dominantes. Es un libro visceral, no recomendable para los amantes del estilo “García Márquez”, ya que exige del lector otro tipo de sensibilidad.



Elton Honores